[ Nota del traductor: ¡ADVERTENCIA de GORE! Evite este capítulo si se siente mareado con facilidad o no puede tolerar las representaciones de sangre.]
En la cima del Acantilado del Fin del Cielo, el hombre de verde ya no podía hacer ruido. La mayor parte de su cuerpo ya se había convertido en un charco de sangre y solo quedaba su cabeza. Esa cabeza manchada de sangre colgaba suspendida en el aire, sus fosas nasales se ensanchaban ligeramente...
Todavía no había muerto, todavía estaba vivo…..
En ese momento no deseaba nada más que estar muerto, donde ya no tendría que sufrir este tormento aparentemente interminable.
Su cuerpo se estaba pudriendo lentamente, comiéndose poco a poco, sufriendo una agonía que estaba más allá de lo que un humano podría soportar.
Preferiría no haber vivido nunca, que tener que soportar una pesadilla tan aterradora.
