Compitiendo en base al poder de un país, no eran rival para el País Cóndor y habían sido encarcelados dentro de la Capital Imperial, títeres bajo arresto domiciliario. El Emperador del País Cóndor había mantenido a estos gobernantes al alcance de su mano, todo en un esfuerzo por amenazar a los diversos países para que se sometieran.
Todos estos gobernantes habían venido aquí a este lugar, no porque estuvieran dispuestos a capitular, pero simplemente no querían darle al Emperador del País Cóndor ninguna razón ridícula para que él movilizara sus tropas contra su país.
La pequeña experiencia del Emperador del Reino de Alforfón había inculcado profundamente una gran cantidad de miedo en sus corazones, donde no sabían si se convertirían en la próxima víctima.