Las ruedas se desplazaron en un convoy de carros que se dirigieron al País de los Cóndores. Un apuesto niño sacó la cabeza de uno de los vagones para ver el paisaje que pasaba por el País de los Cóndores, con sus grandes ojos llenos de inocencia infantil.
"¿Este es el País de los Cóndores? Hace honor a su nombre como el segundo país más grande de todas las tierras, lleno de impresionantes vistas de sus majestuosas montañas y grandes lagos." El niño exclamó con la cabeza apoyada en la ventana del carruaje, mirando el hermoso paisaje que pasaba fugazmente, con los ojos muy abiertos y encantados.
Dentro del carruaje de caballos, un anciano de unos sesenta años sacudió la cabeza mientras sonreía impotente y dio un largo suspiro para decir.
"Su Majestad debería ser un poco más cuidadoso ya que el carruaje es bastante accidentado y no se hace daño".
