Cuando Hao Ren regresó a su habitación se encontró con que los chicos del dormitorio de enfrente estaban allí jugando a las cartas, mientras que Zhao Jiayi, un jugador empedernido, se había acostado muy temprano.
—¿Por qué no te les uniste Zhao Jiayi? —preguntó Hao Ren mientras dejaba sus materiales de tutoría sobre el escritorio.
—Necesito acostarme temprano para la práctica de mañana —dijo Zhao Jiayi, y preguntó—: ¿Ya terminaste tu tutoría?
—Sí. Ah, no me esperes mañana a la noche, necesito volver a mi casa —dijo Hao Ren.
—¿Cuánto te pagan al mes por tus tutorías? —preguntó Zhao Jiayi.
—Varios cientos de yuanes —dijo Hao Ren inventando algo en el momento.
—¡Renuncia a las tutorías para que puedas jugar básquetbol conmigo todas las noches! ¡Seremos los mejores compañeros en la cancha! —Zhao Jiayi, le pidió emocionado.