Cada una de las botellas de jade, tenía una gota de agua del Arroyo Divino Inmortal. Lu Linlin y Lu Lili obedecieron al pie de la letra a la Reina Madre del Oeste al no tomar siquiera una gota más.
La Montaña Kunlun se selló de nuevo súbitamente, y los cultivadores del Reino de la Formación del Alma y las cientos de discípulas que vestían de blanco observaron mientras Hao Ren y a las dos hermosas chicas se marchaban de la Montaña Kunlun.
Cuando la Montaña Kunlun ya no pudo sentir la presencia de Lu Linlin y Lu Lili, comenzó a perder su glamour. Aunque todavía parecía primavera con las aves cantando y las flores floreciendo, la montaña ya no estaba en su mejor momento. Aquellos cultivadores que presenciaron lo que había pasado, sintieron que la montaña era menos amena.
Levantaron la mirada y se preguntaron cuándo volvería a ver la Montaña Kunlun a sus maestras.