—Esperen un momento por favor, Jóvenes Maestros.
Un hombre de barba negra se elevó volando entre la multitud de cultivadores y se convirtió en un rayo de luz antes de volar hacia el suroeste sobre una espada.
El Dao de la Nube Divina tenía miles de ramas controlando al Octavo Cielo. La rama a la que vinieron Hao Ren y Xie Yujia era una de las ramas de más bajo nivel, aunque para los mortales parecía como un palacio celestial magnífico.
Este cultivador estaba apenas en el rango alto del Reino del Alma Naciente,, y no estaba calificado para ir al cuartel general. Debía darle el mensaje a una rama de mayor nivel, que fuera presidida por un cultivador del Reino de la Formación del Alma, quien, a su vez, enviaría el mensaje al cuartel general.
Sin importar si estos dos jóvenes cultivadores que vinieron al Octavo Cielo a visitar a la Ermitaña Qingfeng eran amigos o enemigos, los cultivadores del Dao de la Nube Divina debían tratarlos con respeto.