—Jaja… Pequeño, nos encontramos de nuevo —sonó la suave y encantadora voz entrando en los oídos de Hao Ren con un bamboleo de su vestido tradicional.
—Tía… Hola—dijo Hao Ren, observando a la Dama Zhen, sorprendido por su aparición.
Se paralizó quedando perplejo después de otra mirada.
Detrás de la Dama Zhen estaba una chica joven y linda que también estaba vestida con un colorido vestido tradicional. Era Duan Yao.
Duan Yao le arrojó una mirada a Hao Ren con una expresión complicada en el rostro.
Cuando Hao Ren la vio en el pasado, ella siempre utilizaba una ligera bata Taoísta que la hacía parecer muy pequeña y delgada. Sin embargo, este vestido tradicional de cintura alta tenía una banda sobre el pecho, cubriendo sus desperfectos. Con sus rasgos faciales clásicos, se veía muy diferente, como una pequeña princesa en un antiguo palacio real.