Hao Ren miró a las hermanas Lu y sonrió.
Las ayudó a levantarse colocando sus manos sobre sus suaves espaldas y dijo—: Dejen de jugar.
Lu Linlin y Lu Lili saltaron ligeramente como dos pequeñas mariposas con alas invisibles.
—¡Prepararemos el desayuno para ti Gongzi!
Salieron flotando por la puerta y volaron por las escaleras hacia la cocina.
Observando el sol naciente afuera y oliendo la fragancia en la habitación y sobre la cobija, Hao Ren sacudió la cabeza con impotencia.
Lu Linlin y Lu Lili eran geniales, pero siempre sentía que ellas no se quedarían para siempre a su lado.
Su mano derecha buscó la percha pero no pudo jalar la ropa hacia él. Recordando que habían vaciado su fuerza, suspiró levemente y se acercó para cambiarse de ropa.
Había vuelto a convertirse en un mortal en una noche.
En el primer piso encontró a Lu Linlin y Lu Lili, preparando con alegría el desayuno con sus delantales.