Hao Ren estaba parado junto a un farol, mirándola con una sonrisa en el rostro.
—¡Cretino! —dijo Zhao Yanzi, corriendo para patear a Hao Ren.
Ella había sido amenazada por los maleantes, obligada a escribir un ensayo de autorreflexión, le quitaron el teléfono y Ling la interrogó sobre los besos… ¡El día de hoy no pudo haber sido peor!
Estaba utilizando un par de zapatillas planas como todos los otros estudiantes de secundaria, y su patada no fue dolorosa en lo absoluto.
—¿Por qué estás tan molesta? —dijo Hao Ren, agarrándola de los hombros para mantenerla en el suelo. Luego soltó una risa y preguntó—: ¿Te quitaron el teléfono?
—¡Es tu culpa! —exclamó Zhao Yanzi molestándose de nuevo.
Sin embargo, pronto se dio cuenta de que algo no estaba bien—: ¿Cómo supiste? ¿Puedes ver mi salón desde tu habitación?
—Um —sacudió la cabeza Hao Ren—: Asumí eso, ya que solo respondiste un mensaje.