Viéndola salir a toda prisa con malicia, Hao Ren se rio.
La agresiva Duan Ya y la feroz Zhao Yanzi habían tenido sus conflictos en más de una ocasión, y Hao Ren tenía curiosidad de ver cómo Zhao Yanzi obligaría a Duan Yao a marcharse.
Montada sobre Blanquita, Zhao Yanzi le dio la vuelta al valle desde la parte trasera hasta el frente en un parpadeo.
Duan Yao, quien había estado esperando con paciencia por una respuesta, volteó la mirada de inmediato cuando escuchó un sonido silbante detrás de ella.
—¡Zhao Yanzi de la Secta Ciudad está aquí para pedirle píldoras al maestro! —dijo Duan Yao. Montando sobre Blanquita, Zhao Yanzi aterrizó rápidamente en la entrada del valle.
Duan Yao se paralizó por un momento, sorprendida de que alguien más también hubiera venido hasta acá para solicitar píldoras. Luego, sus ojos se abrieron de par en par cuando vio que la recién llegada era Zhao Yanzi.
—¡Vaya! ¡Eres tú! —dijo Zhao Yanzi fingiendo sorpresa.