—¡Hey! ¡Hey! No puedes hacer esto —dijo Hao Ren levantando de inmediato las manos.
—¡Los Diez Mil Golpes de Hielo!
Saltando hacia las alturas y con su silueta contrastando con la luna, Su Han lanzó un ataque descendente con su espada y disparó cientos de témpanos de hielo.
Sin atreverse a intentar bloquearlos con el Golpe Hacia Adelante desde la Postura del Jinete, Hao Ren giró hacia la portería a su izquierda.
¡Swuuush! ¡Swuuush!...
Los témpanos de hielo se clavaron en el campo, perforando muchos agujeros sobre el césped que tenían diez centímetros de profundidad.
—¡Los Diez Mil Golpes de Hielo!
Antes de que Hao Ren pudiera soltar un suspiro de alivio, la voz baja de Su Han sonó detrás de él.
—¡¿Estás tratando de matarme?! —exclamó Hao Ren, saliendo de un salto de la portería, ¡mientras que cientos de témpanos caían hacia él como la lluvia!
—Los Diez Mil Golpes de Hielo…
La demoníaca voz de Su Han sonó de nuevo.