Hu… Después de que terminaron, tanto Hao Ren como Xie Yujia exhalaron profundamente.
Miles de hierbas espirituales se mecían con suavidad en los campos. Verde, azul, rojo… Lucían como hermosos y coloridos lazos.
Hao Ren miró a Xie Yujia a los ojos, y ambos sonrieron complacidos.
Las blancas manos de Xie Yujia estaban cubiertas de lodo, y también lo estaban las mangas de Hao Ren.
—¡Mírate! Tienes lodo en el rostro —dijo Xie Yujia con una tenue sonrisa, estirando su mano para limpiar el lodo de su cara. Sin embargo, sus dedos húmedos y lodosos lo ensuciaron más.
—Ups —musitó, retirando de inmediato su mano, y riéndose de su rostro casi cubierto de lodo.
Al escuchar sus risas, Hao Ren tocó su propia mejilla húmeda y fría, y también se tentó.
Como dos estudiantes que se especializaban en ingeniería, habían sembrado una amplia porción del campo, sintiendo como si hubieran regresado a sus días de secundaria donde aprendieron sobre agricultura.