El sol brillaba alegremente mientras que la fragancia de las flores inundaba la zona.
Todos estaban sentados sobre la manta del picnic y Hao Zhonghua sacó uno por uno los calientes platos que estaban sellados dentro de las cajas de almuerzo.
El ambiente en el picnic era tan refrescante que tranquilizó la mente de todos.
Mientras Hao Zhonghua abría el termo al vacío no pudo evitar alabar—: ¡Esta sopa de pescado huele increíble!
El aroma de la blanca, turbia y densa sopa era increíblemente satisfactorio para el olfato de todos.
—Yujia se levantó temprano esta mañana y la preparó por sí sola —dijo señalándola la abuela con alegría.
Xie Yujia se sonrojó y respondió sacando tímidamente la lengua por un breve segundo.
—¿Qué tiene de especial la sopa de pescado? Yo también sé cómo prepararla —murmuró Zhao Yanzi.
