—¡Que! —exclamó Hao Ren mientras sus ojos se abrían de par en par y de inmediato le preguntó a la abuela—: ¿Dónde quedaron atrapados?
En los últimos años, para desarrollar la industria del turismo, la Ciudad del Océano Este reparaba todos los años el distrito donde se encontraba la casa de Hao Ren, el camino de la costa estaba bien mantenido, y las colinas que estaban junto al camino eran reforzadas cada año. Era por eso que no habían ocurrido derrumbes en los años anteriores.
—Todavía está en línea. ¡Habla con él! —dijo la abuela colocando el celular en la mano de Hao Ren.
—¿Hola? ¿Hola? —gritó ansiosamente Hao Ren por el teléfono.
—Ren, estamos bien. No te preocupes. El derrumbe ocurrió frente a nosotros y nos bloqueó el camino. Ya pedimos ayuda pero tendremos que esperar un poco por la tormenta. Tú deberías acostarte temprano. Nosotros estamos seguros dentro del auto —dijo la voz de Hao Zhonghua a través del teléfono.