Los tres maestros de las sectas se marcharon renuentemente con sus muchos discípulos, que habían venido para buscar al ladrón de las hierbas.
Xie Yujia miró a Zhen Congming, comprendiendo por fin de dónde habían salido las hierbas.
Zhen Congming se sonrojó al darse cuenta de que ella lo miraba fijamente, y de inmediato llamó a Hao Ren—: ¡Hermano! ¡Crea una sala de preparación de elixires para la Hermana Yujia!
Hao Ren se alarmó por la forma en la que Zhen Congming se dirigía a él, preguntándose cómo se había acostumbrado a esto tan rápido este niño. No sabía que la personalidad excéntrica y abrumadora de Zhen Congming era el resultado de haber permanecido mucho tiempo solo en una habitación pequeña mientras estudiaba todos los días como preparar elixires y crear Tesoros Dharma. De hecho, Zhen Congming, que se acababa de transformar en un humano, era solo un niño.