¡Bang!
Disparándose a través de una capa de pálidas nubes grises, Blanquita siguió de cerca a Zhen Congming y entró a toda prisa al Quinto Cielo.
Parado sobre el disco negro, Zhe Congming voló trazando un círculo completo antes de regresar a donde estaba Blanquita.
Zhao Yanzi había estado teniendo una sensación muy intensa. Ahora, exhaló aliviada. Colocando ambas manos en los hombros de Hao Ren, se irguió y miró a su alrededor con sus grandes ojos.
Las verdes montañas y claros ríos estaban por todas partes, y las nubes y la niebla flotaban a su alrededor. Era un mundo celestial pintoresco.
Ella se aferró de Hao Ren, ignorando por completo el hecho de que su pecho estaba presionado contra el de él.
—¿Qué te parece? Te dije que podía traerlos al Quinto Cielo, ¿o no? —preguntó orgulloso Zhen Congming, parado sobre su disco negro.
—No es nada extraordinario. Pude haber volado hasta acá con Blanquita —dijo Hao Ren.