Cuando Xie Yujia le entregó la llave a Hao Ren, la punta de sus dedos tocaron la palma de su mano.
Las puntas de sus dedos estaban un poco frías. Hao Ren alzó la mirada pero Xie Yujia giró su cabeza hacia el otro lado, llamando a los chicos en un tono jovial—: ¡Ok! Todos dejen sus maletas en sus habitaciones y bajen de vuelta a la recepción en dos minutos. ¡Partiremos desde aquí!
—¡Ok! —dijeron antes de separarse.
—¡Genial! ¡Tienes la habitación para ti solo! —dijo Zhou Liren, cargando con su mochila y dándole un golpecito a Hao Ren con el hombro.
—¡No es nada genial! ¡Me aburriré yo solo! —dijo Hao Ren entornando los ojos.
—¿Quieres que te haga compañía esta noche? —dijo Zhou Liren dándole una mirada llena de significado.
Hao Ren se estremeció del asco y respondió—: No, gracias. Intentaré disfrutar mi aburrimiento.