Las dos hermosas chicas utilizaban antiguos vestidos chinos de chifón que revoloteaban elegantemente en el viento.
Tanto la apariencia como la figura de ambas chicas eran idénticas, y la única diferencia entre ellas era el color de sus vestidos. Uno de color cian oscuro y el otro verde claro.
Hao Ren las miró desconcertado, pero rápidamente se percató de que ellas eran las hermanas que él había salvado hace un tiempo en el Palacio Dragón.
—¡Salvador! —dijeron una vez más al no recibir ninguna reacción de Hao Ren.
Sus brillantes y placenteras voces alcanzaron los oídos de todos como si fueran el sonido de la naturaleza.
—Em, ¿Por qué están aquí? —dijo haciendo la pregunta lógica Hao Ren.
—Estamos aquí para agradecerte por salvarnos la vida —dijo la chica del vestido cian oscuro.