La ira llenó los ojos del Señor del Reino Di Tai mientras su cabello dorado revoloteaba.
Desde lejos, Feng Guanzhang se había convertido en un monstruo. Con piel negra, cabello blanco y ojos rojo escarlata, mirarlo ahora le daría a uno una sensación escalofriante.
Este tipo de abominación se hundiría profundamente en los huesos.
Repentinamente…
Los ojos de Feng Guanzhang se encogieron y giró la cabeza para mirar a lo lejos.
Su mirada parecía ser capaz de ver a miles de metros de distancia, viendo cómo el vacío ilusorio se abría.
Allí, una enorme mano negra emergía y caía, y el vacío pareció temblar debajo de ella.
¡Una aterradora energía Abisal se extendía desde esa palma!
Esa mano...
Los ojos de Feng Guanzhang se entrecerraron y pareció desconcertado.
—¿El plan ha comenzado? No debería ser... ¡No he recogido todos los corazones de Chef Qilin! —Cuando abrió la boca, parecía haber una energía negra echando humo.