La atmósfera se calmó de repente, como si nada inusual hubiera pasado.
Sólo se escuchaban los aullidos del viento y el sonido de las olas.
La ligera sombra que estaba frente a la puerta de luz se dio vuelta lentamente y miró a Bu Fang. A pesar de que todo el cuerpo estaba cubierto de luz, lo que hacía difícil verlo claramente, todos podían sentir la ira que provenía de esa sombra.
—¿De qué estás hablando, mortal? ¡¿Perdiste la llave de energía inmortal?!
La voz de la sombra de luz era baja y uniforme, pero se podía sentir su ira contenida mientras resonaba en el cielo.
Bu Fang levantó la cabeza y miró a esa sombra. Su cara permaneció inexpresiva mientras decía: —Sí, la perdí.
—¿Crees que soy estúpido? ¿Cómo puedes perder también una energía inmortal? Dime, ¿cómo la perdiste? —dijo fríamente la sombra luminosa.