Los ojos de Bu Fang eran indiferentes, cargando el Cuchillo de Cocina Dorado de Hueso de Dragón, que ahora parecía un cuchillo de carnicero después de recibir su energía verdadera. Observó la escena, su voz era fría y ruda, pero llena de una confianza ilimitada.
La soberbia postura de Bu Fang dejó atónitas a las personas a su alrededor, sus ojos no podían creerlo.
¡Este niño realmente se atrevía a retar por sí solo a los Diez Mejores de la Tableta de la Gula! ¡Era demasiado loco!
Bu Fang sacudió levemente la cabeza. No pensaba que fuera una locura. Si quería convertirse en el Dios de la Cocina en la cima de la cadena alimenticia en el mundo de fantasía, tenía que ser osado y confiado. Si no, bien podría rendirse.
