La intención de espada asaltó repentinamente. El agua que salpicaba desde el charco ni siquiera había caído y la intención de espada ya lo había atravesado. Era tan afilada que incluso podía cortar el vacío.
Una enorme explosión sacudió las cercanías, trayendo consigo una oleada de horror.
Bu Fang frunció sus cejas, y su cuerpo se llenó de piel de gallina.
Sombras negras salieron de la oscuridad, luciendo aterradoras intenciones asesinas. Las energías de espada, que eran tan densas que casi parecían ser sólidas, atacaron a Bu Fang desde todas las direcciones, sin dejar lugar por donde pudiera escapar.
Bu Fang se quedó quieto, sin embargo. Su túnica bermellón revoloteaba en el viento, levantándose por la energía de espada. Una luz se dispersó desde su túnica.
—Has interferido con los asuntos del hijo santo, y ahora el hijo santo ha emitido una orden por tu cabeza.