Después de decir esas palabras, la expresión facial del Rey del Inframundo no cambió.
Creía que Bu Fang definitivamente aceptaría su oferta de hacer una movida. El dragón negro de la inundación era muy irritable, y en ese momento, la figura llena de escamas negras se balanceó, agitando un aterrador torbellino. La aterradora energía se dispersó, y esto era suficiente para hacer que uno se sintiera oprimido.
Varios expertos debajo de la afilada cola del dragón negro de la inundación fueron destrozados, y sangrientas partes humanas se esparcieron por los alrededores.
Con una escena tan aterradora desarrollándose, el Rey del Inframundo creía que un joven como Bu Fang estaría, al menos, un poco asustado.
—¡Una tira de ají, no te arrepentirás! —dijo el Rey del Inframundo seriamente.
Cuando Bu Fang escuchó eso, se volteó y miró al Rey del Inframundo con una expresión extraña en su rostro.
—¿Por qué necesitaría que hagas una movida?