En el Restaurante Nube de Niebla, Abisal mostraba sus largas piernas blancas, flotando alrededor del pequeño local. Su cabello negro revoloteaba detrás de ella como mechones de listones.
De repente, sus largas pestañas se sacudieron al abrir sus ojos bien cerrados. Como si su corazón hubiera sentido algo, una mirada curiosa apareció en su helado rostro.
El gran perro negro recostado debajo del árbol del camino del entendimiento estaba durmiendo profundamente. Cuando respiraba, había una energía misteriosa dispersándose, que era absorbida por el árbol del camino del entendimiento.
El árbol del camino del entendimiento se balanceaba mientras dispersaba motas de brillante luz.
La nariz del Gran Perro se frunció al bostezar, abriendo sus ojos.
—Muchacha... Parece haber un olor familiar. Ese olor debería venir por ti... —El Gran Perro abrió su boca perezosamente y su voz magnética resonó en el aire.