¡Bum! ¡Bum!
El Palo del Dios de la Guerra parecía como si acabara de salir de la lava. Arrojó chispas en todas direcciones al ser blandido. Las olas de calor y los misteriosos dibujos continuaron moviéndose y ondulando.
Whitey aleteó sus alas metálicas. Con cada aleteó era como si atacara al Viejo Ling con filosas espadas. ¡Los filosos chorros de aire desgarraban todo a su paso!
Los ojos blancos ceniza tenían muchos puntos negros, desbordando con inteligencia y energía. La capacidad de combate de Whitey se disparó súbitamente, y no era inferior a la de los expertos Todopoderosos.
El Palo del Dios de la Guerra se hizo más misterioso. Sacudía el vacío cada vez que era utilizado.
La mano del Viejo Ling, que se aferraba a la alabarda, sentía dolor. Temblaba mientras repelía los ataques y se vio obligado a retroceder varios pasos.
—¡Esta marioneta se hace más fuerte mientras más pelea! ¡No parece cansada en lo absoluto!