Con el corte precisamente controlado de Bu Fang, el filoso Cuchillo de Cocina de Hueso de Dragón separó a la mitad la gran pezuña de Taotie. Luego masticó con alegría la carne asada, sin preocuparse por el aceitoso jugo que salpicaba alrededor de su boca.
Chu Changsheng se calmó. Su rostro no era alegre ni molesto mientras miraba la mitad de la pezuña. Ciertamente no hacía falta sentirse mal.
Sin embargo, si la comparaba con los grandes trozos de pezuña de los demás, a Chu Changsheng le pareció muy injusto.
De cualquier manera, él había estado cultivando por tantos años que su estado mental no era malo. Aunque estaba lleno de remordimiento, tomó su trozo de pezuña.
La ardiente pezuña liberó una densa fragancia. Aunque fue cortada a la mitad, su sentido de la estética no se afectó. Y, en cuanto a sus sentimientos, Chu Changsheng no había comido todavía, así que no tenía nada sobre que comentar.