Después que Xiao Ya obtuviera la aprobación de Nangong Wuque, sus ojos sonrieron, y su corazón se llenó de alegría.
Todavía quedaban buenas personas en este mundo.
En el siguiente momento, extendió sus manos y levantó el cuenco de porcelana lleno de la sopa del salto de Buda sobre el muro. Ella abrió su boca ampliamente.
Slurp.
Con una mirada de asombro en su rostro, Nangong Wuque observó a Xiao Ya.
Al agrandar sus ojos, sus expresiones faciales se volvieron distorsionadas e incluso horrorizadas, como si hubiera presenciado una situación impensable. Mientras Nangong Wuque la miraba, su boca también se abrió subconscientemente.
La boca de Nangong Wuque estaba tan abierta que podrían caber dos huevos en su interior.
Solo había comido la pata de cerdo en la sopa del salto de Buda sobre el muro, mientras que esta niña consumió el resto de la sopa, sin dejar ni una sola gota de sopa.
