El agua del lago reflejaba el oscuro cielo nocturno, y una densa neblina flotaba en los alrededores como nubes.
Luego de arrojar su caña de pescar al lago, Bu Fang esperó tranquilamente que un pez la mordiera. Estaba parado completamente quieto, inmóvil como una montaña.
En el lugar donde el anzuelo con la carnada cayeron, una pequeña onda se extendió como una ola agitada.
Plip, plop...
Aparecieron más ondas, rompiendo la calma superficie del agua. A medida que las ondas colisionaban entre sí, comenzaron a formarse pequeñas olas.
En ese momento, los ojos de Bu Fang se abrieron lentamente, y su anzuelo se tambaleó ligeramente.
Sombras aparecieron lentamente en la pesada niebla, desde las cuatro direcciones, rodeándolo por completo.
Tap, tap...
Una gota de agua cayó en la superficie del lago, y luego regresó el silencio total.