Al Señor Perro no pareció preocuparle el perro cornudo que escapaba a toda prisa. Se acostó debajo de Árbol del Camino del Entendimiento y continuó durmiendo profundamente.
Whitey asomó su cabeza de la cocina, y sus ojos violetas brillaban. Levantó sus grandes manos y se frotó la cabeza.
Hum...
Un sonido apagado sonó cuando una figura humana atravesó la puerta de bronce, apareciendo dentro del restaurante. Llevaba una pica enorme sobre sus hombros, grabada con líneas misteriosas. Las líneas brillarían de vez en cuando mientras una energía aterradora y opresiva giraba sobre el arma.
—Oh... ¿Este es el interior del restaurante? Es muy exquisito y cómodo —murmuró el Demonio de Sombra.
Era un ambiente tan confortable, ¿así que por qué parecía que había visto un fantasma el perro cornudo?
Apoyándose de la larga pica que descansaba sobre su hombro, el Demonio de Sombra examinó sus alrededores.