Bu Fang saltó del susto al oír el rugido.
Se quedó clavado en el suelo, aturdido, mientras la persona delgada corría hacia él blandiendo un sartén.
Por lo general, era Bu Fang quien aplastaría a otros con el sartén, pero este día era al revés... Este extraño giro del destino dejó incluso a Bu Fang sin palabras.
Esa persona delgada tenía una apariencia maliciosa. A pesar de su pequeño cuerpo, avanzó con el vigor de un tigre blandiendo su sartén, era casi como si pudiera romper el aire.
El aura de este hombre delgado no era fuerte. Con Bu Fang en su nivel actual, fácilmente podía sentir que el cultivo de su oponente era solo el de un Ser Supremo y ni siquiera el de uno en su apogeo.
Para Bu Fang, alguien de este calibre no representaba ningún peligro. Bu Fang lo miró con frialdad. Detrás de él, un par de ojos morados brillaban. Whitey dio un paso adelante, agitando despiadadamente sus palmas en forma de abanico