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Chapter 59 - Capítulo 59: Su Majestad ordenó para llevar

Un periodo de frío sigue luego de una lluvia de otoño, y el invierno sigue luego de diez lluvias de otoño.

Luego de unos cuantos periodos de lluvia de otoño, la temperatura dentro de la ciudad imperial disminuía gradualmente. El viento otoñal estaba empezando a cambiar a un viento helado. Bu Fang se despertó temprano en la mañana. Hacía tanto frío que no quería dejar su cama.

Luego de lavarse, Bu Fang se envolvió en un abrigo grueso y abrió el local. A medida que el viento frío soplaba en el local, sentía un escalofrío a lo largo de su espalda mientras el aire helado bajaba por su cuello.

Bu Fang frotó sus manos y ligeramente aspiró una bocanada de aire frío.

Mirando a Blacky, que estaba tirado en el suelo, Bu Fang frunció los labios y pensó: «Este perro haragán… Solo sabe dormir todo el día. ¿Por qué no tiene ese sentido de conciencia que debería tener una bestia suprema? ¿No debería estar parado majestuosamente en la entrada para mejorar la elegancia del local?».

—Mocoso, este gran perro quiere comer costillas agridulces —Blacky abrió sus ojos y dijo perezosamente a Bu Fang. Su voz no se podría considerar vieja, sino que era masculina y estaba llena de majestuosidad.

Bu Fang levantó las cejas. —Perro holgazán, solo has estado viviendo gratis aquí, ¿y ahora incluso ordenas platos?

Blacky puso los ojos en blanco e ignoró a Bu Fang. Hundió la cara entre sus patas y volvió a dormir. El significado era obvio, si cocinaba el plato quedaba a su cargo.

Bu Fang estaba furioso…¡Cómo se atrevía a ignorarlo ese perro haragán! ¿No tenía miedo de que agregara una gran cucharada de salsa de chili abisal a las costillas agridulces? Eso haría que ese perro haragán deseara la muerte.

Bu Fang se volteó y volvió a la cocina. Aunque dijo que no quería cocinar las costillas agridulces, Blacky había ayudado ayer después de todo. Así que Bu Fang decidió a regañadientes aceptar su pedido por una vez.

Tomó del refrigerador algunos de los ingredientes principales necesarios para cocinar las costillas agridulces: las costillas del jabalí volador de nubes, un poco de almidón y la salsa utilizada para condimentar.

Bu Fang colocó las costillas en la tabla de cortar. Mientras agitaba sus manos, un cuchillo de cocina brillante con filo empezó a girar en su mano. Luego de girar el cuchillo en sus manos unas cuantas veces, Bu Fang golpeó rápidamente las costillas con la parte trasera del cuchillo.

La carne era más fácil de cortar luego de ablandarla golpeándola. Luego de practicar la técnica de corte de meteoros por tantos días, la habilidad de Bu Fang había mejorado bastante. Mientras el cuchillo picaba firmemente las costillas, solo se podía ver una imagen residual.

La primera vez que Bu Fang intentó cocinar las costillas agridulces, le pareció que cortar la carne era extremadamente agotador. Sin embargo, después de que su técnica de corte mejoró, era mucho más fácil picarla.

Una vez que cortó las costillas, que estaban llenas de energía espiritual, en trozos, las colocó en la pasta de almidón que había sido preparada recién y se aseguró que cada trozo estuviera cubierto.

Llenando la mitad de la sartén con aceite, esperó hasta que el aire caliente que subía estuviese lo suficientemente caliente como para quemar sus manos, y colocó cada trozo de carne en la sartén.

¡Pssst!

A medida que los trozos de carne giraban en el aceite, brotaba una fragancia.

Una vez que todos los trozos de carne estaban fritos, Bu Fang los colocó en un tazón grande. La salsa agridulce de tangerina se mezcló con la carne y finalmente los colocó en un plato.

—Blacky, es hora de comer —Bu Fang salió de la cocina con el plato de costillas agridulces y llamó suavemente.

Los ojos semi abiertos de Blacky se iluminaron de inmediato mientras su nariz de perro olfateaba el aire. Su lengua colgaba de su boca mientras miraba ansioso el plato de costillas agridulces en las manos de Bu Fang.

Cuando colocó el plato de costillas agridulces frente a Blacky, este comenzó a devorar la comida del plato moviendo la cola.

La esquina de la boca de Bu Fang se ensanchó en una sonrisa mientras acariciaba el pelaje suave e inmaculado de Blacky. Se paró y llevó una silla a la entrada. Cuando se sentó, empezó a relajarse bajo la luz del sol.

A pesar de que una gran batalla entre los mayores expertos de la ciudad imperial ocurrió ayer en el local, no había mucha diferencia en la vida diaria de Bu Fang.

Los rayos del sol de finales de otoño eran incluso más cálidos y cómodos, y su ropa emanaba una suave fragancia embriagadora bajo los rayos del sol.

Que día más hermoso.

Desde la distancia, el Gordo Jin y sus amigos se acercaban majestuosamente. El Gordo Jin, quien encabezaba el grupo, estaba cojeando y su rostro regordete estaba incluso algo hinchado.

—Buenos días, propietario Bu. ¿Estás tomando sol? En qué estado tan ocioso estás —el Gordo Jin saludó a Bu Fang.

Bu Fang asintió y lo miró sorprendido mientras dijo: —¿Por qué tu cara está hinchada? Ya eres bastante gordo, no hay necesidad de hincharse más todavía[1].

—Propietario Bu…¿No podemos tener una charla adecuada? ¿No es todo esto tu culpa? —en el momento en que las heridas en su rostro fueron mencionadas, los ojos del Gordo Jin se llenaron de resentimiento.

—Tus panqueques de ostras eran demasiado fragantes…—le contó a Bu Fang todo lo que había sucedido en los terrenos de ejecución, dejándolo ligeramente sorprendido…

Así que el debut de los panqueques de ostras causó semejante revuelo.

—Hiciste un acto tan inhumano, por qué simplemente no te mató a golpes…—dijo Bu Fang simplemente mientras se levantaba y estiraba su cuerpo. Luego fue caminando hacia la cocina.

El Gordo Jin no sabía si reír o llorar. No esperaba que el propietario Bu se burle de él. —Propietario Bu, tendré lo mismo de siempre.

Bu Fang agitó la mano para indicar que lo escuchó. Luego de un rato, una rica fragancia salió de la cocina.

Ouyang Xiaoyi estaba saltando cuando llegó. Su humor ese día era bastante bueno.

—Oh, Gordo Jin. ¿Qué estás pretendiendo ser al hacer que tu cara se hinche de esa manera1? —lo primero que notó Ouyang Xiaoyi al entrar al local fue el aspecto miserable del Gordo Jin e inmediatamente se rio en voz alta.

El Gordo Jin solo pudo sonreír amargamente. Bajo las constantes molestias de Ouyang Xiaoyi, volvió a contar la historia de los panqueques de ostras una vez más.

«¿Son los panqueques de ostras realmente tan deliciosos? Entonces haré que el jefe apestoso me prepare una porción. Los llevaré para que mamá, papá y el abuelo los prueben».

—Xiaoyi, sirve el plato —gritó Bu Fang suavemente. Sabía que Xiaoyi había llegado cuando escuchó su risa viniendo del área de comedor.

—¡Oh! —Ouyang Xiaoyi corrió emocionada hacia la ventana de la cocina y sirvió los platillos al Gordo Jin y sus amigos.

El Gordo Jin y sus amigos terminaron satisfactoriamente su comida y se fueron luego de pagar sus cuentas. Naturalmente, cada uno de ellos llevaba un panqueque de ostras cuando se fueron.

Ji Chengxue vestía túnicas blancas cuando llegó elegantemente. Era prácticamente un cliente regular del local y una amable sonrisa podía verse en su rostro a menudo.

—Su Alteza, hermano mayor, ¿qué desea comer? —preguntó Ouyang Xiaoyi.

—Tendré una porción de lías de pescado y una jarra de vino de urna de jade corazón de hielo —rio entre dientes Ji Chengxue.

Luego de un rato, los platillos estaban listos. Ji Chengxue se servía y tomaba alegremente el vino de urna de jade corazón de hielo por su cuenta mientras comía las lías de pescado.

En la entrada del callejón, una figura delgada con cabello blanco se acercaba mientras contoneaba su cadera. Lian Fu tenía piel blanca y clara, y vestía ropas casuales con su cabello blanco recogido y sujeto con un tocado de bronce. Cuando vio a Blacky, su corazón se estremeció mientras juntaba su pulgar y su dedo del medio, y dijo: —Dios mío, casi me da un infarto. ¡Por qué este perro sigue aquí! Después de todo eres una bestia suprema, ¿no puedes al menos mostrar el aura dominante de una bestia suprema?

Blacky no podía molestarse en preocuparse por ese maldito eunuco. Estaba carcomiendo lentamente las costillas agridulces con una expresión contenta mientras una fragancia se esparcía por todas partes.

—Hmm, es… bastante fragante —Lian Fu murmuró mientras hacia un gesto con su pulgar y su dedo del medio apretados juntos.

El cuerpo de Blacky se congeló cuando miró con alerta a ese maldito eunuco. Luego, giró su cuerpo para que su trasero enfrente a Lian Fu antes de continuar carcomiendo las costillas agridulces.

¡Quién querría eso! Lian estaba exasperado. Como si fuera que él, el jefe eunuco, se pelearía por comida de perro.

—¡Hmpf! —Lian Fu resopló orgullosamente mientras entró en el local de Bu Fang contoneando su cadera. No estaba allí para crear problemas o capturar a alguien. Estaba allí meramente para comprar comida.

Su Majestad le había dado un edicto imperial el día anterior para llevar todos los platos del local para que los probara. Si el sabor estaba bien, él incluso tentaría a Bu Fang de unirse al palacio imperial.

«Es solo un pequeño cocinero de un local ubicado en un callejón. ¿Son realmente sus habilidades comparables con las de los chefs imperiales?». Sin embargo, Lian Fu no estaba particularmente emocionado con su misión ese día.

—¡Oh, Su Alteza! ¿Qué hace aquí? Oh, ¿no es esta la hija menor de nuestro general Ouyang? —en el momento en que entró en el local, los ojos de Lian Fu se iluminaron de inmediato al ver a Ji Chengxue comiendo y bebiendo, y a la adorable Ouyang Xiaoyi cerca.

—¿Hmm? Lian Gong Gong, ¿por qué… está aquí hoy? —Ji Chengxue estaba ligeramente sorprendido. Lian Fu era el eunuco personal de su padre. Era realmente extraño que apareciera en el local.

—Hay algo que Su Alteza no sabe. Su Majestad me ordenó que pida todos los platos para llevarlos al palacio. ¿No es por eso que estoy aquí? No puedo desobedecer mis órdenes.

—Hmm…¿Eh? ¿Para llevar? —Ji Chengxue asintió pero rápidamente su expresión se volvió extraña mientras miraba a Lian Fu.

[1] Golpearse la propia cara para parecer gordo (打肿脸充胖子): cuando alguien hace algo más allá de sus habilidades para impresionar a otros.