A pesar de que realmente no quería hacerlo, el juez se vio obligado a comer el tofu apestoso.
Sin importar lo bonita que fuera la presentación del plato de Bu Fang, sería imposible que estimulara el apetito de alguien.
Frente a la mirada de todos, el juez tomó un trozo de tofu apestoso y lo llevó a su boca. El sabor delicioso y dulce explotó en su boca y todos los poros en su cuerpo se abrieron. Se sentía extremadamente cómodo repentinamente.
El sabor de este plato que era abrumadoramente apestoso, inesperadamente era delicioso.
En el momento en que sus dientes se hundieron en el trozo de tofu apestoso, un sabor dulce y la rica energía espiritual dentro del tofu estallaron. Se volvió incapaz de dejar de masticar el trozo de tofu apestoso.
