—¡Entrega las diez mil llamas bestiales… o muere!
Luego de decir esto, una intensa sensación de sed de sangre brotó desde el cuerpo de Duan Ling y casi se materializó en un demonio físico protegiendo su espalda.
Todos sintieron sus corazones palpitar en ese momento mientras retrocedían unos cuantos pasos con rostros pálidos.
Oleadas de energía giraron e impregnaron el aire. Aquellos que estaban cerca sintieron sus corazones hundirse, como si fueran presionados por una enorme roca.
Bu Fang permaneció tranquilo. O, en otras palabras, su expresión no mostró señales de cambio.
—¿Quieres las diez mil llamas bestiales? —Bu Fang dijo suavemente.
Su voz era baja pero permanecía tranquila. Un silencio había inundado los alrededores cuando DuanLing ejerció una sensación dominante de presión sobre todos. Las palabras que Bu Fang dijo instantáneamente resonaron en el espacio.