Desde una torre negra envejecida, en la vasta Ciudad Fronteriza, se extendió un furioso rugido, uno que no era tan fuerte pero si lo suficiente como para desconcentrar a las tres figuras que estaban cerca con las piernas cruzadas.
—¿Por qué está enfurecido el Alto Sacerdote? ¿Quién ha ofendido al Alto Sacerdote?
Una figura envuelta en un vestido negro abrió su boca con la mirada confundida. Junto a él había otros dos hombres vestidos de negro.
—A quién le importa. Aquellos que provocan al Alto Sacerdote no tienen buen final. Nosotros, los tres principales Guardianes de Sangre, solo debemos atender las tareas que nos asignaron.
—A partir de ahora, el Venerable Maestro ha comenzado a recopilar esencias espirituales por todo el imperio. El día que se despierte el universo del Alma de los Difuntos, será el día en que nuestra Secta Shura rejuvenecerá…¡Para ese entonces, les mostraremos a los bárbaros de la región sur quién es el jefe!