La oscura flecha, lanzada desde la cabina de la nave gigante cortó el aire. Un viento oscuro retumbó como un trueno en el cielo.
Esta velocidad era demasiado rápida y no le dio tiempo a Lian Fu de reaccionar.
Sus blancos mechones de pelo crujían en la feroz tormenta. En una fracción de segundo, la flecha negra ya había alcanzado su cara.
El corazón de Ji Chengyu tembló. Sintió un aura dominante presionando su cuerpo, como si estuviera siendo aplastado por una montaña gigantesca. La flecha le dio una terrible sensación de inquietud, lo que lo llevó a girar la cabeza hacia la cabina del barco con furia.
—¿Cuándo pidió tu ayuda este soberano? —Ji Chengyu rugió de ira.
Sin embargo, la única respuesta que obtuvo fue el silencio.
Lian Fu gritó con voz ronca y colocó la espada negra del firmamento frente a su pecho, con la esperanza de resistir el inminente golpe.
¡¡Clic!!