Xiao Kecheng ocupaba el tercer lugar en la familia Xiao; no tenía mucho valor en la misma porque tenían a Xiao Meng y a Xiao Keyun. Su status había sido reducido, hacía mucho, a una pulgada por el brillo de los otros dos.
Su visión para los negocios no podía compararse con la de Xiao Keyun y su cultivación no podía compararse con la de Xiao Meng. Se podría decir que siempre había estado en una posición incómoda en la familia Xiao, pero al mismo tiempo, también era alguien que tenía muchas ambiciones.
Cuando vio que las enormes garras del pez demoníaco estaban a punto de convertir a Xiao Keyun en una hamburguesa de carne, su corazón no sintió la más mínima punzada de dolor que un familiar debería sentir. En cambio, una inmensa emoción recorrió todo su cuerpo como agua corriendo.
—Si Xiao Keyun muere... ¡el sucesor de la familia Xiao de la Ciudad del Sur seré yo! —La emoción era clara en los ojos de Xiao Kecheng.