Un extraño olor emanó de la cocina, olía a algo medio quemado y ligeramente amargo. Era un olor que fruncía el ceño en la cara de todos.
—Ah, mi niña, ¿por qué estás en un estado tan lamentable? —el abuelo Ouyang sintió que le dolía el corazón al ver a Ouyang Xiaoyi saliendo de la cocina toda cubierta de cenizas.
Aun así, los ojos de Ouyang Xiaoyi brillaban. Brillaban intensamente emocionados.
Se limpió las marcas de ceniza de su rostro, se rio entre dientes, y luego levantó el plato de porcelana en sus manos hasta la nariz del abuelo Ouyang.
—Abuelo, ven aquí y prueba. ¡Esta es la primera vez que cocino arroz frito con huevo! —dijo emocionada.
—Ah, claro, deja que tu abuelo lo pruebe. —El abuelo Ouyang acarició con cariño la cabeza de Ouyang Xiaoyi con ojos amorosos. Tomó la cuchara de porcelana que le entregó una doncella cercana y miró con vacilación el plato de porcelana que Ouyang Xiaoyi había empujado ante sus ojos.
—Esto...