Cuando el pastel envuelto en sedas de mil años entró a su boca, XiaoYanyu sintió que estaba mordiendo una esponja, y que cada una de las capas de esta particular esponja era sumamente suave. La textura sedosa del pastel, frotando contra sus perlados dientes y labios rojizos, la hizo sentir como si fuese acariciada por una suave brisa, haciendo que su cuerpo se estremeciera.
Un dulce sabor se esparció dentro de la boca de XiaoYanyu. El pastel parecía haberse desplegado como un paquete de hilos sueltos en ese instante. Continuamente rebotaba y golpeaba la parte posterior de su boca, como si estuviera dando un masaje extremadamente placentero y suave.
La dulzura envolvió sus papilas gustativas, impregnando lentamente su boca pulgada por pulgada. Su velocidad no era rápida, pero hizo que XiaoYanyu se sintiera como si todo el mundo se hubiera vuelto dulce.