Han Xiao se despertó a la mañana siguiente totalmente recuperado.
—Hermano Han, estás despierto —saludó Hu Xuan Jun, que estaba haciendo sus ejercicios matutinos afuera de la tienda.
Aunque Han Xiao en cierta forma era reticente a despedirse de la pareja de buen corazón, sabía que tenía que irse.
—Estoy endeudado con ustedes. Desafortunadamente, necesito irme ahora. Se los pagaré en el futuro.
—Hice algunos panqueques; puedes comerlos mientras viajas —dijo An mientras le entregaba un pequeño paquete a Han Xiao.
El calor de los panqueques fluyó por las manos de Han Xiao, resonando con su corazón.
—Dormí bien anoche. Se los agradezco por todo.
An y Hu Xuan Jun sonrieron.
—Ni lo menciones. Simplemente ayudamos a un hermano necesitado —respondió Hu Xuan Jun con sinceridad.
Han Xiao fue a recoger sus pertenencias. Cuando fue a buscar el paquete de armas, notó que la hoja que había colocado sobre ella la noche anterior se había caído.
—Alguien ha tocado mis cosas.
—¡No es posible! —Hu Xuan Jun estaba alarmado.—An y yo no lo tocamos, ¡espera! ¡Hu Fei! ¡Trae tu trasero aquí ahora mismo!
Hu Fei, que había estado espiando detrás de la tienda, salió.
—¿Tú otra vez?
Hu Fei desvió sus ojos al suelo.
Hu Xuan Jun pateó a su sobrino en el trasero.
—¿Robaste otra vez? ¡Devuélvelo ahora mismo!
Hu Fei se mordió los labios y sacó a regañadientes de su ropa una pistola WASP-73.
—Hermano Han, ¡haz lo que consideres oportuno! Este chico merece una paliza.
—Está bien. Todo está bien mientras recupere el arma. Mis armas le traerán desgracia —Han Xiao suspiró de alivio.
—Que el destino quiera que nos encontremos de nuevo. Adiós —dijo Han Xiao.
—Cuídate —asintió Hu Xuan Jun.
Han Xiao recogió su mochila y se fue.
«Nunca olvidaré esta amabilidad», pensó para sí mismo.
—El bastardo finalmente se fue —se regocijó Hu Fei—. Jeje, no se dio cuenta de que robé dos armas.
Se deslizó a la parte trasera de la tienda donde había escondido la otra pistola en una caja.
—Incluso si él regresa, solo tengo que negar que la tengo. Pero, ¿por qué esta pistola no tiene gatillo?
…
El mapa que Han Xiao había obtenido había sido dibujado toscamente. Sin embargo, Han Xiao pudo averiguar su posición actual y eso bastaba.
Actualmente se encontraba en el país de Estrelladragón, y según sus estimaciones, sólo le llevaría tres días más llegar a la carretera principal. Allí, él podría conseguir un transporte a la ciudad.
En la tarde, Han Xiao encontró un lugar para comer y reponer su energía.
Cuando desempacó sus armas para devolverlas a su mochila, de repente descubrió que algo estaba mal. Parecía faltar un arma.
Han Xiao contó de nuevo para confirmar sus sospechas. Inmediatamente disipó cualquier pensamiento sobre el almuerzo y se apresuró a empacar para recuperarlo.
…
Nro. 1 y sus hombres llegaron al campamento justo después de que Han Xiao se había ido. Reunieron a los nómadas y los sostenían a punta de pistola.
—¿Alguien ha visto a este hombre?
Nro. 1 proyectó una cara holográfica en el aire usando un dispositivo en su muñeca.
No era otro que Han Xiao.
—¡No!
—Nunca lo había visto antes.
Todos negaron haberlo visto.
Sabían que la Organización Germinal no se atrevería a hacerles nada.
Los nómadas eran una facción neutral, y tanto las Seis Naciones como la Organización Germinal siempre intentaban ganar su apoyo.
Sólo un nómada temblaba incontrolablemente por alguna razón.
Número 1 estaba de mal humor, después de haber estado persiguiendo a Han Xiao durante 7 días antes de llegar a este campamento. Si la gente de aquí no había visto a Han Xiao, significaba que había ido en la dirección completamente opuesta.
—¡Retirada! —ordenó N° 1.
Sin embargo, justo cuando estaba a punto de abordar el auto, notó el temblor de Hu Fei.
—¡Trae a ese niño aquí!
Hu Fei fue arrastrado hacia Número 1.
Número 1 lo miró de reojo y le preguntó: —¿Conoces a esta persona?
—No, no lo conozco. —Hu Fei negó con la cabeza repetidamente.
Número 1 notó un contorno fuera de lugar en su ropa y ordenó: —¡Revísenlo!
Hu Fei fue empujado contra el suelo y observó con horror cómo le quitaban la 73-WASP.
—¡Esta es una de nuestras armas! —exclamó Número 1. Levantó el arma hacia la multitud y gritó—: Zero obviamente ha estado aquí. ¿Cómo se atreven a mentirme? ¿Acaso quieren morir? ¡Hablen! ¿A dónde ha ido?
Los nómadas aterrorizados comenzaron a mirar a la persona que había hablado por primera vez con Han Xiao, Kai Luo. Kai Luo estaba en cuclillas en la esquina como un avestruz.
—¿Por qué me miran a mí? Todo lo que hice fue venderle algunas cosas. Pregúnten a Hu Xuan Jun! ¡Él definitivamente lo sabe!
Hu Xuan Jun se levantó lentamente entre la multitud.
—No lo sé—declaró.
Kai Luo, queriendo deshacerse de la sospecha sobre él, replicó: —¿Cómo puedes no saberlo? ¡Le dejaste pasar la noche en tu casa!
La cara de Número 1 se oscureció.
Los otros nómadas instaron a Hu Xuan Jun a decir la verdad.
—¡Date prisa y di lo que sabes!
—¿Quieres que muramos por algún extraño?
Hu Xuan Jun maldijo a Kai Luo por lo bajo antes de respirar profundamente para calmarse.
—Esa persona fue en esa dirección —dijo, señalando lo contrario de donde Han Xiao se había dirigido.
—Eres muy bueno, tú.
¡Bam!
Un agujero apareció en la frente de Hu Xuan Jun. Cayó hacia atrás y aterrizó en el suelo con un fuerte ruido seco.
Hu Fei gritó al ver su cuerpo sin vida.
—Solo…¿solo así?
Número 1 miró fijamente el cadáver del Hu Xuan Jun. No dudaría en matar a cualquiera que ayudara a Han Xiao.
—¿Viejo Hu? —An no podía ver, pero ella pudo escuchar exactamente lo que había ocurrido. Se levantó de la multitud e intentó localizar a su marido.
¡Bam!
Su cabeza explotó.
El cuerpo de An se derrumbó en el suelo, aterrizando a un brazo de distancia de su marido.
Número 1 se burló.
—Ella se lo buscó
Hu Fei estaba desgarrado de arrepentimiento.
Su único momento de codicia había causado todo esto.
Todos los nómadas estaban aturdidos, incapaces de comprender lo que acababa de suceder.
De repente, el transmisor de Número 1 se encendió, proyectando un holograma de la cara del jefe.
—¿Qué mierda estás haciendo? ¿Quién te dio permiso para matar?
Número 1 al instante se encogió de miedo. Rápidamente comenzó a explicar: —Estos vagabundos nos mintieron, así que solo estaba tratando de darles una lección. Nos iremos ahora mismo.
—Olvídalo. Si ya lo has empezado tienes que terminarlo. No dejes que las noticias de esto se esparzan.
Número 1 asintió y dio una señal.
…
El anochecer había caído.
Han Xiao finalmente estaba llegando al campamento. De repente, el olor a sangre llenó su nariz, causando que su corazón se hundiera.
—Llego muy tarde.
Han Xiao entró al campamento ante una vista espantosa. Era la escena de un baño de sangre.
Vio los cuerpos sin vida de Hu Xuan Jun y An, lo que le hizo temblar de rabia.
De repente, una figura comenzó a levantarse del suelo. Era el comerciante barbudo que había tratado de estafar a Han Xiao anteriormente.
Kai Luo se había desmayado al presenciar la masacre, y ésto terminó salvando su vida. Sin embargo, antes de que pudiera regocijarse, se dio cuenta de que alguien lo estaba mirando. Cuando vio que era Han Xiao, comenzó a temblar de miedo.
Han Xiao se acercó a él y le agarró del cuello.
—¡Dime que sucedió aquí!
—¡Fue la Organización Germinal! ¡La Organización Germinal! ¡Nos mataron porque no les dijimos a dónde fuiste! ¡Oh! ¡Nos han masacrado! ¡Debes vengarte por nosotros, por Hu Xuan Jun!