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Al escuchar que había otros "regalos", a Nian Xiaomu se le paró el pelo.
Con razón hay un dicho que dice: "las cosas más bellas, con frecuencia, son las más peligrosas". Para ella, Zheng Yan ya no seguía siendo una sirena "bonita", ¡ella era una "sirena" que se comía a los humanos!
No podía perder su seguridad en un momento como éste. En especial cuando involucraba una negociación tan importante.
Nian Xiaomu se aclaró su garganta.
—Ve directo al grano. Conozco tu estilo de negociación. Vamos a considerar las condiciones propuestas por la Corporación Zheng. No voy a ceder incondicionalmente debido a los pocos beneficios que estás ofreciendo.
—Gerente Nian, ¿por qué no me escuchas primero? Puedes decidir después de saber lo que estoy ofreciendo.
Cuando ellas estaban hablando de la negociación, Zhen Yan se puso seria.
Ella dejó de tomar el té.