A ella hasta se le olvidó seguir adelante y ayudar cuando esa hermosa niña había sido atacada por todos los flancos.
Observó con impotencia mientras la otra se peleaba sola con tres personas y hasta las tumbó al suelo a todas ellas con una sola mano.
Su largo cabello negro azabache se balanceaba, la chica levantó su cabeza y la miró con sus grandes y hermosos ojos.
—¿Has visto suficiente, cosita linda? Atácalas así la próxima vez que alguien te acose. Es inútil si sólo sabes llorar, ¡ellas te van a pisotear toda!
El maestro de disciplina entró apenas ella había terminado de hablar.
Él se mostró tan enojado cuando vio a las personas tiradas en el suelo y las apuntó con su dedo.
Cuando observó a la chica bonita que estaba sentada detrás del grupito de personas, él pareció reconocerla. Su dedo tembló y su rostro cambió.
Al final, todas ellas fueron trasladadas a la oficina disciplinaria ese día.