El resplandor del sol poniente brillaba con serenidad en la playa y contrastaba maravillosamente con la arena dorada.
Nian Xiaomu se acurrucó con Xiao Liuliu en sus brazos mientras ella, a su vez, yacía en los brazos de Yu Yuehan sonriendo con satisfacción.
Entonces, ella no logró resistir levantar la cabeza para darle un beso.
Cuando lo vio bajar los ojos para mirarla, sonrió como una niña que había sido sorprendida robando un dulce.
—Yu Yuehan, creo que tengo mucha suerte.
—¿Qué?
Yu Yuehan enarcó las cejas. Su voz era ronca y sexy, y esto alborotó a Nian Xiaomu con facilidad. Justo cuando estaba a punto de robarle otro beso, él extendió la mano para cerrarle los labios.
—Di lo que tienes que decir primero.
—¡Déjame besarte primero! —Nian Xiaomu frunció el ceño cuando su beso fue interceptado.