La gentileza se sentía a través de su voz baja y magnética.
—¿De qué tienes miedo, mi tonta preciosa? Siempre estaré a tu lado, pase lo que pase.
—...
—Sin embargo, si crees que puedes evitar darme la felicidad de mis fideos actuando de una manera lastimera, tendré que decirte ahora que puedes seguir soñando.
Nian Xiaomu:—¡¡...!!
La gentileza y la consideración en éste momentodebieron ser parte de su alucinación.
¡Él era simplemente un témpano de hielo poco romántico!
¡Qué gamberro!
Cuando Nian Xiaomu lo soltó, ella se deshizo de su estado de ánimo deprimido y salió del auto, caminando hasta la sala de estar.
—Mayordomo, prepara los ingredientes para mí. Hoy voy a cocinar una olla inmensa de fideos. Si alguien en particular no se los come, ¡yo lo rellenaré a él con todos los fideos!
Yu Yuehan:—¡¡...!!
Nian Xiaomu era una asesina en la cocina.