Apenas Chen Zixin terminó de hablar, la cara del presidente Chen se ruborizó de vergüenza.
Cuando miró directamente a Nian Xiaomu, quien estaba sentada frente a él, no pudo pensar en nada para decir como respuesta.
No obstante, lo inesperado fue la reacción de Fan Yu.
Aparentemente, parecía que a él no le importaba si se cerraba el trato o no...
Por el contrario, ¿cómo podría quedarse tan tranquilo y tomar el té cuando un negocio que estaba a punto de cerrarse se le deslizaba entre los dedos?
Sin embargo, a Chen Zixin no le importaba lo que Fan Yu estuviera pensando en su interior.
Abrió el menú y se volteó hacia Nian Xiaomu.
—¿Qué te apetece comer? Si no tienes nada en mente, puedo recomendarte algunos platos exclusivos de éste restaurante. ¡Sus sabores son realmente buenos!
Mientras Chen Zixin hablaba, tomó la iniciativa de ordenar algunos platos para Nian Xiaomu y luego también para el presidente Chen.