Pequeña Hada Mumu: [...Bengbeng, has cambiado. No solías ser así. Si me sintiera agraviada en el trabajo, me pedirías que dimitiera y me dirías que está bien, que me cuidarías.]
Acreedor Bengbeng: [¡Qué tontería! ¡Deja de soñar! ¡Despierta! Me estoy preparando para entrar en la sala de operaciones.]
Pequeña Hada Mumu: [...]
Dejando a un lado su teléfono móvil, Nian Xiaomu se tiró en la cama. Luego agarró su almohada e imaginó la cara de Yu Yuehan en ella mientras la pellizcaba y aplastaba.
Después se recostó en la cama sintiéndose aún molesta.
Según se le pasaba la furia, se dio cuenta de que su estómago rugía de hambre.
Después de tirarse y revolverse en la cama incapaz de quedarse dormida, pensó en ello y decidió prepararse un tazón de fideos para calmar su vientre.
Justo cuando llegó a la sala de estar, vio que el mayordomo estaba de pie en la entrada del comedor como un soldado de guardia.