—Adelante. —dijo Wen Yadai. Su voz se podía escuchar desde la oficina.
Al oír esto, Nian Xiaomu abrió la puerta y entró.
La oficina de Wen Yadai estaba ubicada en el mejor lugar del departamento de relaciones públicas; Las paredes de vidrio polarizado le permitían ver lo que sucedía afuera, pero la gente del exterior no podía mirar hacia adentro.
Estaba sentada en su escritorio revisando algunos documentos.
Cuando vio entrar a Nian Xiaomu, levantó la vista y sonrió: —Ven, siéntate aquí.
Su cálida sonrisa fue una refrescante bienvenida. Se sentía como si el episodio desagradable del día anterior ni siquiera hubiera sucedido.
—Buenos días, gerente Wen —respondió Nian Xiaomu, mientras colocaba la planilla de empleo que llevaba en su mano sobre el escritorio.
Wen Yadai no miró su informe, sino que sonrió aún más.