Nian Xiaomu se despertó por los ruidos.
Se frotó sus ojos con pereza; Justo cuando iba a estirarse, ¡ella inmediatamente pensó en algo y su cuerpo se paralizó!.
Con cara petrificada, ella miró cuidadosamente hacia el otro lado.
Asombrada de que, en realidad, había dormido plácidamente toda la noche y se levantó de repente. Estaba tan apenada que no sabía hacia donde mirar.
Pronto se dio cuenta que Yu Yuehan no estaba en el cuarto.
Xiao Liuliu, quien yacía sobre la almohada y la abrazó para dormir, era la única que quedaba en la cama.
La postura con su traserito elevado y la posición en la que estaba acostada mientras dormía era muy tierna, igual que una marmota.
—Sí, sí, coloque todo allí. Sean eficientes en todo lo que ustedes hacen…—la voz del mayordomo se escuchó de nuevo.
Nian Xiaomu volvió en sí, alzó la manta y se levantó de la cama.
Caminó hacia la ventana y miró hacia abajo.