Parecía no poder atravesar la niebla que difuminaba sus recuerdos.
Probablemente tenía cinco años en ese momento. Había estado en el piano con alguien en sus brazos, la persona parecía más joven que él, su cabecita se movía con un aspecto muy travieso. Se había agarrado a su dedo, permitiéndole recordar las notas una por una.
—Momo, tocar el piano es aburrido, busquemos a Wilson, es divertido perseguir a su perro.
—Podemos ir cuando hayamos terminado.
—Será demasiado tarde después de que terminemos y todavía tengo que escalar las paredes de nuevo.
—Hay arroz con curry para cuando terminemos. Piénsalo tú mismo, ¿vas a jugar con Wilson o te vas a quedar aquí conmigo a comer arroz con curry?
Escuchó su propia voz fría, haciendo que esa persona decidiera.
Esa cabecita se había inclinado hacia adelante por un segundo antes de levantarse dijo: —Quiero comer el arroz con curry, pero no es divertido seguir tocando el piano.