Aunque Bo Jiu no sabía en qué pensaba el Todopoderoso, podía sentir el aire que irradiaba.
¿Cómo debería decirlo? Era escalofriante.
Sin duda, no iba a ser bueno.
Aunque tenía un respaldo, no parecía útil frente al Todopoderoso.
Pero tenía que mantenerse firme, no podía perder allí ya que era a la vez elegante y dominante.
Bo Jiu se puso de pie, haciendo una pregunta obvia con un toque de sorpresa en su voz. —Hermano Mo, ¿qué estás haciendo aquí? ¿Comprando un ordenador?
Qin Mo la miró. Su mirada era profunda y se parecía mucho a un apuesto detective interrogando a un sospechoso en la comisaría. Su atuendo en particular le hacía parecerse a un famoso detective de las películas.
Bo Jiu parecía haber pensado en algo cuando extendió la mano para tocar su cinta del pelo, su sonrisa amplia y obstinada. —Me acabo de hacer un nuevo peinado, hermano Mo, ¿qué te parece? ¿Bueno?
