Debido a la sutil culpa, Bo Jiu desvió su mirada.
¡Pero nunca se hubiera esperado que el Todopoderoso se dirigiera directamente a sus pantalones!
—¿Hermano Mo? —Levantó una ceja, retrocediendo suavemente.
Qin Mo metió una mano en el bolsillo de su pantalón, su perfil lateral perfecto y su voz débil. —¿A qué viene esa reacción? ¿No tienes que hacer pis por la mañana?
Todos los chicos sabían lo que quería decir y Bo Jiu, el falso chico, también lo sabía.
En su primer encuentro, no debería haberle dicho al Todopoderoso que los hermanos orinaban juntos.
En ese momento, Bo Jiu nunca se había esperado que lo usara contra ella, y aun así, sin cesar.
—Estoy bien, hermano Mo, puedes usar el baño. Iré a echar un vistazo al festín que ha hecho la Señora Zhang.
El Todopoderoso normalmente la dejaría ir, pero esta vez... Levantó su brazo, bloqueando su camino.
—Podemos irnos cuando termine.
